viernes, 26 de junio de 2015

2:20

 Ir y venir de momentos congelados en vientos que crispan la piel, la belleza de apreciar una tarde, un ocaso. Los momentos congelados, los momentos andantes. Los que vienen y luego se van. Que se van para volver algún día. Nada es en realidad estático, lo absurdo es creer que porque pasó volverá a pasar. Lloremos por un momento perdido, reír cuando lo único que queda es la esperanza de un quizás, de un giro en la historia. Malabares con las posibilidades y las casualidades de probabilidades que enunaputavidalasves que van a suceder... Y capaz que todo lo que estoy escribiendo es una gran tontería donde solo las palabras tienen sentido cuando las veo jugar en el parque del espacio en blanco. Soy un amante de los momentos. Momentos desnudos, momentos incorruptibles. Capturar en mi retina kilómetros de cinta en momentos que algún día tendré (o no) la suerte de rebobinar. Algoritmos de momentos, momentos parlamentarios, dictatoriales. Democráticos... Momentos que me aíslan conmigo mismo, haciendo que el mundo se haga una pequeña bola de mierda que no es mas que eso, mierda. Mierda de momentos, momentos increíblemente dolorosos, increíbles momentos de dolor. Mo, men, to. Monomento. Monumento a los momentos.

 Y yo soy un momento. Un momento, ese soy yo.

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